Pivijay, Magdalena: la dolorosa tarea de familias que hacen de CTI por falta de presencia estatal
Una escena que parece sacada de un relato de realismo mágico, pero que refleja la dura realidad de algunas zonas de Colombia, conmociona hoy al municipio de Pivijay, en el departamento de Magdalena. En redes sociales circula un video en el que dos personas, a bordo de una motocicleta y a toda velocidad, trasladan lo que sería el cadáver de un hombre envuelto en una sábana blanca. La imagen, que ha causado impacto y debate, muestra al parrillero sosteniendo el cuerpo entre sus piernas mientras el conductor esquiva los huecos de una deteriorada vía terciaria.
De acuerdo con testimonios de los habitantes, esta no es una situación aislada. Por temor a ser atacados por grupos criminales, las autoridades competentes —como la Policía, el CTI y Medicina Legal— muchas veces no llegan a estos parajes para realizar el levantamiento de los cuerpos. Ante esta ausencia institucional, son las propias familias y vecinos quienes, con medios improvisados, se ven obligados a cumplir con esa labor.
La frase “A falta de quien levante los cuerpos, nos toca hacer de CTI” se ha convertido en un grito de frustración entre los residentes de Pivijay. Para ellos, no se trata solo de una denuncia sobre abandono estatal, sino también de un clamor por seguridad y presencia institucional en una zona marcada por la violencia y el accionar de grupos armados irregulares.
La escena del video, en la que el conductor de la moto recorre caminos de tierra y el parrillero carga a su familiar sin vida, resume la crudeza de un territorio en el que las tragedias son enfrentadas por la comunidad con sus propias manos. Muchos en la región coinciden en que esta práctica, aunque dolorosa, se ha convertido en parte del día a día ante la falta de respuesta oficial.
En el caso más reciente, ocurrido en la vereda Las Canoas, fueron identificados como Jaider Ospino y Jeider Mendoza —comerciantes de alevinos oriundos de Plato— las víctimas que sus propios familiares trasladaron en motocicletas y dentro de bolsas plásticas, luego de ser asesinados. Ni la Policía ni los equipos judiciales acudieron al sitio del crimen, según reportes de medios locales. El hecho se suma a otros similares, como el ocurrido semanas atrás cuando un padre transportó el cuerpo de su hijo asesinado en condiciones similares, reforzando la percepción de abandono que vive la comunidad.